En ese marco, David Miazzo, coordinador de Investigaciones de Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) presentó un estudio sobre la incidencia de los gravámenes en precio final del producto. Especialistas de FADA analizaron la cadena para determinar cuántos impuestos se pagan en cada corte de carne. “La conclusión fue que el 24,5% de lo que el consumidor paga en una carnicería o en un supermercado por un corte de carne, son impuestos. Uno de cada cuatro peso que pagás, son impuestos”, reveló Miazzo.
De acuerdo al coordinador, por jurisdicción, se distribuye en un tercio de impuestos nacionales, un 27 a 28% de impuestos provinciales y el resto municipales. “A su vez, el impuesto más importante es el IVA, como en el resto de la economía; en segundo lugar, se ubica el Impuesto a las Ganancias y después el resto de los impuestos”, detalló.
En cuanto a Ingresos Brutos, “siempre se habla de que es un impuesto en cascada, es decir, que se aplica en cada uno de los eslabones, este termina representando el 4% del precio final. Incluso cuando, varias provincias tienen exenta la actividad primaria y bajo el pacto fiscal se han bajado algunas de olas alícuotas”, explicó Miazzo.
Según el estudio de FADA, la participación del Impuesto Inmobiliario Rural y de la Tasa Vial es del 2% del total del precio de la carne. “Aunque es un valor relativamente bajo, llama la atención porque uno supondría que esos impuestos se diluyen mucho a lo largo de la cadena, pero terminan representando un valor importante”, dijo el coordinador.
En tanto, consideró que “los dos impuestos más distorsivos -y hay cierto consenso sobre esto- son a los Créditos y Débitos e Ingresos Brutos, son los dos impuestos que se podrían atacar de manera directa para modificar la situación y que de manera conjunta explican el 5% del precio final. En tanto, el Impuesto a las Ganancias ya se bajó al 30 %y está estipulado que se llevará al 25 %”.